Felipe Flores, supervisor en Prevención de Riesgos, Candelaria.
Hay una complejidad enorme en el arte de lograr un engranaje perfecto para el funcionamiento de una faena sin accidentes o incidentes provocados por errores humanos, por lo que trabajadores como Felipe Flores, marcan la diferencia a la hora de la planificación, supervisión y cumplimiento de las normativas de seguridad del personal.
¿Cómo ha sido su paso por la compañía?
Van 12 años de mi vida ligados a Candelaria. Me enteré de la vacante de la Gerencia de Prevención de Riesgos y postulé a principios del 2012, entré en mayo de ese año. Desde ese momento he tenido el privilegio de trabajar en varias áreas de la Gerencia de Procesamiento, mantención, Minas UG y actualmente en Mina Open Pit. En todas las gerencias conocí los procesos mineros y a grandes personas.
¿Fue complejo ingresar al mundo minero?
Mi proceso para ingresar fue el normal, la entrevista, las etapas, finalmente el ingreso. Anhelaba entrar a la empresa porque Candelaria es un ícono en la minería nacional.
Estudié ingeniería civil en minas y me inicié en el campo de la minería primero en Los Pelambres, luego en El Salvador. Pasé por varias empresas, hice cursos en Sernageomin, estudié ingeniería en prevención de riesgos y medioambiente.
Con el tiempo ingresé a Pucobre, una empresa del distrito de Tierra Amarilla, hasta que pude entrar a Candelaria. Aquí he podido crecer profesionalmente, conocer otra cultura, procesos y métodos.
¿Cuál considera el desafío profesional y personal más importante?
El gran desafío siempre es el que viene con el día a día, llegar a la mente y al corazón de las personas para que se respeten las regulaciones y procedimientos. Un desafío es pensar en las consecuencias y las condiciones fuera del estándar en los lugares de trabajo para que al final del día demos garantías de que todo trabajador llegue sano y salvo a su hogar.
El desafío hoy es mejorar los indicadores actuales de seguridad, no será fácil porque el año pasado tuvimos los mejores indicadores en la historia de Candelaria, podremos reforzarlos porque producción y seguridad son compatibles y se potencian.
¿Cómo se equilibran estos desafíos complejos con la vida familiar?
Mi familia es mi gran apoyo, saben que mis sacrificios son para ellos, son incondicionales y siempre están a mi lado.
En mis comienzos trabajé en faenas mineras por turnos, en el nacimiento de uno de mis hijos bajé de faena y no alcancé a llegar al parto, pero todo se arregló cuando lo pude tomar en mis brazos.
En Candelaria hoy estoy bendecido de hacer minería cerca de un centro urbano como Copiapó. Volver a casa todos los días es impagable.
¿Qué hace para distraerse en su tiempo libre?
Me gusta andar en bicicleta, jugar paddle, me encanta la música de los años 60 a los 90. Me enfoco en mis gustos musicales empezando con clases de bajo, jamás es tarde para aprender y espero en el mediano plazo estar cumpliendo mi sueño de chico que es tocar el bajo.
Otra de las cosas que me gusta hacer es viajar en familia. He viajado desde el Morro de Arica hasta el Cabo de Hornos en Chile, conozco algunos otros países también, es una sensación de libertad, da otra visión del mundo.
¿Qué quiere para su futuro profesional?
Seguir trabajando, creciendo y tomando desafíos en la prevención de riesgos. Quiero aprender más y tener una mejora continua, entendiendo que los procesos de transformación comienzan con cada persona cuando se permiten sinergias que crean objetivos comunes para el logro.