Jacqueline Alfaro López, asistente del área de Gerencia de Contraloría:
Con una historia que la une de nacimiento al metal rojo, la profesional dio sus primeros pasos infantes en El Salvador de Codelco.
Actualmente Jacqueline vive en Copiapó, está separada, tiene dos hijos y tres nietos. Trabaja en Candelaria hace 24 años, y hoy lo hace con el cargo de asistente del área de Gerencia de Contraloría.
¿Usted lleva sangre minera?
La verdad es que siempre me he sentido ligada al cobre. Soy nacida y criada en El Salvador de Codelco. Después mi padre se retiró y nos vinimos a vivir a Copiapó. Luego me casé y nos fuimos a Chuquicamata donde ingresé a la Cooperativa de Codelco a trabajar. Más tarde regresé a Copiapó y entré a Candelaria.
¿Y sus hijos van por el mismo camino?
No, ellos no siguen mis pasos, nada con la minería.
¿Cómo ha sido su transitar por la industria del cobre?
Ha habido mucha evolución en la minería, muchas transformaciones desde que entré. Cambios de dueños de la empresa, entre otros. Hoy tenemos más tecnología. Cuando ingresé no era así. Todo se hacía en forma manual. Se usaba mucho el papel, al menos en mi área. Ahora todo eso ha cambiado para bien.
Usted ha sido protagonista de la evolución de la minería.
Encuentro que la mujer ha aportado una riqueza en términos de diversidad, equidad y sostenibilidad. De hecho, recuerdo que cuando recién se estaba “experimentando” con ingresar operadoras para la mina, postulé porque quería manejar camiones y quedé en la selección, pero por otras razones decidí finalmente quedarme en el área en la que trabajo. Era mi ideal conducir camiones. Lo encontraba muy interesante.
¿Fue visionaria para la época?
Es más, me tocó vivir en la época del pleno machismo, debido a que crecí en El Salvador. Desde que salí de la enseñanza media nunca pude conocer la mina porque había muchas barreras, como por ejemplo que decían que la mujer es mal vista, que traía mala suerte, así que no pude conocer la mina en su interior. Ya en ese entonces me llamaba mucho la atención los camiones. Por eso, cuando llegué a esta empresa en sus inicios postulé, pero como ya dije por otras circunstancias no seguí.
Actualmente la compañía tiene un programa de capacitación para que las mujeres de la comunidad sean operadoras de maquinaria, ¿qué le parece?, ya que usted lo visualizó mucho antes.
Me parece excelente que las mujeres hoy puedan hacer eso, de hecho, Lundin Mining tiene capacitaciones para operadoras en mina subterránea. Es fantástico.
¿En su opinión se debe hacer más aún?
Creo que se debe seguir avanzando, especialmente en la cultura y la no discriminación. Hablo en general, porque en muchas mineras se trabaja por turnos, y ahí debe haber una consolidación con las familias, el trabajo y la vida personal.
¿Cómo ve la minería hacia adelante?
La veo de manera positiva. Hay varias barreas aún, pero sí podemos. Además me gusta mi trabajo y lo que hago. Estoy contenta con mi trayectoria. He logrado un montón en estos largo años, tanto personal como profesionalmente.
¿Qué les aconseja a las nuevas generaciones de mujeres que ven en la minería un futuro?
Especialmente a las mujeres que quieran entra al mundo de la minería, les digo que lo que hagan, y si les gustan los desafíos siempre van a salir a delante. Somos luchadoras desde nacimiento en la adversidad. Si les apasiona lo van a lograr. Además, adaptarse es la clave porque dentro de un trabajo hay muchos cambios y se debe ser capaz de adaptarse, uno aprende.