Jacqueline Alfaro, asistente del área de Gerencia de Contraloría, Candelaria.
Dicen que hay cosas que se llevan en la sangre, talentos, oficios, trabajos, idiomas, muchas tareas que nacen en el futuro de cada ser humano gracias al ambiente donde se desenvuelve su vida, o incluso sus primeros años.
Este es el caso de Jacqueline, quien creció en el campamento minero El Salvador, compartiendo una época más sencilla desde muchos aspectos, más analógica, pero sin duda muy afortunada, según relata.
Jacqueline Alfaro es asistente en el área de Gerencia de Contraloría para Minera Candelaria, tiene 24 años de experiencia en la empresa y cuenta que su paso por la compañía ha ido en crecimiento de acuerdo con los tiempos y las tecnologías, donde sin duda su infancia tuvo un peso fundamental en su trabajo actual.
Usted creció en un campamento minero ¿Cómo es la vida de un niño en un ambiente como ese?
Mi vida e infancia en el campamento minero para mí fue lo mejor. Teníamos una buena calidad de vida, la mejor educación y contábamos con un sistema de pulpería, nos llegaban los mejores productos.
Las estaciones eran duras, en invierno se disfrutaba la nieve y solíamos ir de todas maneras al colegio con botas y ropa adecuada, pero para nosotros era genial. En verano hacía mucho calor, pero se hacían actividades estivales con carros alegóricos, competencias y mucho más. Fue una época hermosa realmente. Los desfiles, los clubes, empleados obreros y supervisores, todos con cancha de palitroque, bowling, y tantas cosas que viví allí.
¿Cómo influyeron sus padres en la decisión de entrar a trabajar a una compañía minera como Candelaria?
Mis padres no tuvieron influencia directa en la decisión de trabajar en el mundo minero. Pienso que solo se me dieron las oportunidades, pues siempre me llamó la atención la dimensión de los camiones y creo que fue porque me gusta conducir y mi sueño era conducir uno de esos camiones. Finalmente tomé la decisión de seguir lo administrativo, pues en esa época era muy difícil ver a una mujer manejar un camión de esas dimensiones.
¿Qué significa el mundo de la minería para usted?
Tengo muy ligada la minería en mí, fui nacida y criada en un campamento minero con una experiencia maravillosa, es vivir en una burbuja. En mi infancia siempre observaba desde mi ventana la mina y como se iba haciendo un hoyo muy grande, lamentablemente nunca pude entrar en esos tiempos, porque en la época una mujer dentro de la mina se consideraba de mala suerte.
Mi proceso de evolución ha sido muy bueno, he aprendido y visto mucho, hemos ido evolucionando como mujeres, en mi caso fue partir con un clima machista, siempre defendiendo mi lado femenino, pero hemos salido bien, las cosas han cambiado para mejor.
¿Cómo ve los cambios y la participación femenina actual en la minería?
Los cambios han sido muy buenos, hemos sido aceptadas hasta el día de hoy porque nos han dado oportunidades, demostrando que las mujeres somos capaces de trabajar a la par con el hombre.
