Lorena del Carmen Alfaro Ramos, encargada de Control de Proyectos:
Lorena lleva consigo el logro de haber estado en las faenas mineras más importantes del país a lo largo de su trayectoria, que se remonta por casi tres décadas.
A Candelaria llegó solo en marzo de este año a sumar marcas a su experiencia, dado que la ingeniera en prevención de riesgos ha estado en SQM, Escondida, Saldívar, Mantos Blancos, Sierra Gorda, Centinela y Codelco. Nació en Antofagasta pero vive en Copiapó, se considera una persona cristiana y su pilar fundamentalmente es Dios, “es mi compañero”, enfatiza.
Usted lleva tiempo relacionada con la minería, ¿qué labor hacía al inicio?
Llevo 25 años trabajando y debo decir que estuve siempre relacionada con la minería, prestando servicios indirectamente al comienzo. En ese entonces chequeaba proyectos, contratos, porque tengo más de 20 años trabajando con calidad y gestión de proyectos. Creo que he sido una privilegiada porque he visto la minería desde el comienzo, si bien no desde el origen de la minería, pero sí desde el inicio cuando la mujer comenzó a desarrollarse en las faenas mineras.
¿Y cómo era?
Recuerdo que en ese momento las mujeres no eran permitidas en las minas, por ejemplo, los mineros decían que la mina (la faena) se pone celosa.
¡Mire, no es la primera mujer que me cuenta esa anécdota!
Claro. Las mujeres no podían ingresar, y si había alguna mujer trabajando en una faena solo era porque estaba asistiendo como secretaria. Muy pocas tuvieron el privilegio de estar en el área operacional.
¿Cómo fue el cambio?
Es cierto que el trabajo en la faena requiere de mucho esfuerzo físico y mental y, considerando que las personas se apartan de su familia para irse a un trabajo (como la minería). Antes los turnos eran de 20 x 5, 20 x 10, horarios muy raros. Se trabajaba jornadas extenuantes y había poco descanso, entonces, se requería ser muy valiente para trabajar en faenas mineras, independiente de que fueras hombre o mujer.
A medida que se avanzó las condiciones empezaron a mejorar para ambos (mujeres y hombres), en todo sentido. Los líderes de las faenas comenzaron a darse cuenta de la productividad de las personas; ya no era necesario tenerlas tanto tiempo en la faena, además esa forma de trabajar en aquellos años era el ambiente propicio para que ocurrieran accidentes y deserción. Hoy eso cambió y se puede decir que la minería es un trabajo muy cotizado.
¿Cómo fue derribar los mitos?
Ha sido una aventura y también un privilegio. No quiero sonar feminista, porque no lo soy en absoluto, en realidad soy media machista para mis cosas, jajajá, pero creo que las mujeres se han ido ganando un espacio muy lentamente, y por lo tanto me siento privilegiada de haber podido vivir esta aventura con las faenas mineras y mi relación con ellas.
¿Cómo se siente con eso?
Ha sido muy bonito, una experiencia enriquecedora y me ha hecho crecer mucho profesionalmente, porque mi primera carrera fue de secretaria ejecutiva en la gerencia, hace más de 25 años. La minería me permitió conocer distintos procesos, y eso ha sido maravilloso.
¿Y trabajar en Copiapó?
Venirme a trabajar a esta ciudad ha sido muy gratificante, porque se aprenden otras coas por la ubicación geográfica, el entorno y la comunidad. En Antofagasta ocurre que por la lejanía de la faena no permiten que el trabajador pueda bajar todos los días, que es el sueño de muchos, en cambio acá sí se puede. Este es el trabajo soñado para quien le guste la minería.
Usted es prevencioncita de riesgos, pero realiza otra cosa.
Hoy realizo control de proyectos. Pero la seguridad es transversal. No es necesario ser especialista en la materia para saber que debo cuidarme y hacerme cargo también de la seguridad de mi compañero. Actualmente es muy valorable la seguridad y la hacemos todos, indistintamente de quién sea.
¿Las condiciones están dadas para que sigan ingresando mujeres a la minería?
Creo que pasa mucho por las metas de cada una. Hoy la mujer puede crecer en distintos ámbitos. El asunto es que si opta por desarrollarse en una faena minera, que no le tenga miedo porque las condiciones son totalmente diferentes. Tiene que creerse el cuento, sentirse capaz y lo va a lograr. Que vengan, porque hoy se necesitan muchas manos, se necesitan mujeres en las faenas mineras, no solo en Candelaria. En casi todas las mineras a nivel nacional se insta a incorporar mano de obra femenina, y también mano de obra de personas que tienen capacidades diferentes, es decir, la inclusión hoy está ciento por ciento.
A las personas que quieran participar, especialmente las chicas jóvenes, que quizá les da un poco de miedo, no se preocupen, porque acá no dejamos de ser femeninas ni de ser mujeres, tampoco de andar arregladitas porque estemos en medio de la tierra, en lo absoluto.