Bessy Barrios, asistente administrativo de la Gerencia de Prevención de Riesgos, Candelaria.
Bessy creció en un campamento minero, el pequeño poblado de Potrerillos, donde la cercanía con el mundo de la minería la lleva interesarse en el rubro, pero desde una perspectiva más administrativa, ahora en Candelaria, su vida se ha desarrollado en la Gerencia de Prevención de Riesgos como asistente administrativo, una larga carrera que comenzó en la compañía hace casi tres décadas.
¿Cómo fue su llegada a Candelaria?
Ingresé a Candelaria el 1 de diciembre de 1993, y llegué por conocimiento de boca en boca. Decían que había contrataciones en una minera que comenzaba sus operaciones en Copiapó, soy de Potrerillos, un campamento minero, un pueblito apartado.
Toda mi familia es minera, mi papá era trabajador de Codelco, y pues alguien me contó sobre la vacante, envié el currículo y me llamaron a la entrevista. De las personas que asistieron quedé yo, por fortuna por mi manejo del inglés, la entrevista fue con norteamericanos y al parecer cumplí con las expectativas.
¿Cómo fue crecer en Potrerillos?
Tuve una niñez, una adolescencia y una vida muy bonita, todos fuimos familia, todos se conocen, no hay mucha gente, tienes los compañeros de siempre de toda la vida, desde los 5 años hasta los 18, siempre viéndonos en la calle, en el colegio, en el estadio. Realmente fue una verdadera vida familiar de pueblo pequeño. Muy lindo, acogedor y tranquilo.
¿Cómo ve su progreso y el de las mujeres en Candelaria?
Siempre me gustó trabajar con personas y me gustaron los idiomas, así que busqué una carrera con base en eso, estudié secretariado ejecutivo bilingüe.
Cuando llegué a candelaria éramos 6 secretarias, no había mujeres en la mina, las mujeres solo estábamos en la parte administrativa, ha sido una evolución, porque de ser tan poquitas, ahora hay muchas más mujeres, desde choferes hasta mecánicas, ha sido lindo ver cómo evoluciona la empresa con el género.
¿Se siente realizada en la empresa?
Sí claro, ha sido un avance en general, una gran experiencia, he tenido grandes satisfacciones como poder concretar una vida familiar, tener hijos, pues tengo dos; el mayor que es psicólogo y el otro hijo que estudia ingeniería comercial. Mi esposo también es minero, trabaja como metalúrgico.
¿Ninguno de sus hijos se interesó por la minería?
Realmente no quisieron estudiar nada relacionado con la minería porque vieron que la vida del minero es muy sacrificada, hay que levantarse muy temprano y llegar muy tarde, siempre es de noche cuando estás en casa. Ellos han visto con orgullo como su mamá ha sido independiente y trabajado toda la vida, así como lo ha hecho mi esposo, pero ellos quisieron tener una vida más normal.
Ellos tienen el recuerdo de su infancia, yo me dividía entre el trabajo y la vida familiar, cuando llegaba del trabajo los llevaba al parque y jugábamos a la pelota, generalmente mi esposo estaba libre cuando yo estaba trabajando y viceversa, nos turnábamos. El apoyo de mi esposo fue fundamental porque yo salía muy temprano a trabajar y llegaba muy tarde, a veces cuando se enfermaban yo iba a trabajar prácticamente sin dormir. Siempre nos apoyamos para darles una mejor vida, es algo sacrificado pero satisfactorio.