Héctor Correa, supervisor eléctrico SAG – Candelaria.
Las historias de crecimiento personal y profesional le dan su alma invaluable a Candelaria donde testimonios como el de Héctor continúan inspirando.
Correa tiene poco más de 23 años en la empresa, al salir de la educación media no tuvo muchas opciones por falta de recursos económicos, pero esto no le impidió hacerse un especialista.
¿Fue difícil para usted entrar al mundo minero?
Al salir de la educación media mis alternativas no eran muchas, no contaba con recursos económicos e inicié estudios de instrumentación y automatización mientras trabajaba en una empresa local muy chica.
Cuando llegó el momento de la práctica de la especialidad se dio la oportunidad de hacerla en Candelaria, eso fue hace más de 20 años, recién salido de la carrera técnica en la universidad.
Postulé y quedé con mi práctica por un año, y a los seis meses abrieron cupos de instrumentista de planta, y aunque yo seguía en práctica, postulé y quedé en el área de mantención concentradora; en instrumentación. Desde ahí estuve gran cantidad de años; pasé a una supervisión donde logré tener a cargo el taller de instrumentación y ahora como ingeniero supervisor eléctrico SAG. Actualmente sigo estudiando una segunda ingeniería y un diplomado en la empresa, todo en paralelo tratando de abarcar todo lo que se pueda hacer.
¿Cómo logra equilibrar sus actividades con la vida familiar?
Gracias a mi esposa, ella estuvo en el mundo minero y se retiró, sabe y conoce bien de qué se trata ese mundo, comprende bien esos horarios complicados, y que uno trabaje por turnos y se pierda fechas.
Yo conocí a mi esposa en Candelaria en el año 2003, ella entró a hacer práctica de metalurgia y ahí nos conocimos. Ahora tenemos dos hijas y seguimos juntos. Es un trabajo duro y ella sabe de qué se trata. El apoyo familiar es fundamental para todas las cosas y desafíos que uno tiene.
Aparte de trabajar, estudio en la universidad, hago un diplomado en paralelo, por lo tanto, el tiempo de la familia baja, uno trata de dedicarles tiempo, pero con tantas actividades es complicado. Ellos han sido fundamentales para todos los logros y los objetivos que he conseguido, laborales y familiares.
¿Cómo ha sido su crecimiento profesional?
Estudié mi carrera técnica mientras trabajaba, eso me dio la oportunidad de llegar a Candelaria, una vez dentro, decidí estudiar ingeniería industrial mientras trabajaba, y logré sacar la ingeniería, luego la licenciatura en ciencias de la ingeniería, siempre trabajando.
Cuando se dio la oportunidad de ser supervisor, por organigrama estuve como jefe de Instrumentación y aquí sigo estudiando, ahora ingeniería eléctrica, siempre haciendo varias cosas a la vez, esa es una de mis características.
¿Qué hace en su tiempo libre?
Los días de descanso los paso en familia, cosas tan simples como llevar a las niñas al colegio son para mi fundamentales (…) uno tiene que estar presente en la enseñanza y la vida de las niñas.
Si salgo tarde del trabajo, al otro día el compromiso es llevarlas al colegio, estar presente dentro de los tiempos que uno tiene para compartir con ellas. Salimos de paseo y casi todos los viernes vamos a Caldera porque una de mis hijas está en una academia allá, y estoy presente en sus actividades y las de la familia, hay que interiorizarse sobre eso.
¿Qué desafíos y proyecciones están por venir?
Entre mis desafíos, estar con la familia y ponerme objetivos de estudio, no dejar de estudiar y perfeccionarme, algo que agradezco a Candelaria porque lo he podido hacer gracias a la empresa.
La compañía me ha enviado a Europa a perfeccionarme, y siento que todo se puede hacer; jamás hay que dejar de aprender.
Yo tuve un compañero llamado Eduardo Yanca, electricista, falleció lamentablemente, y era una persona que estaba en el cargo que tengo yo, era el profesional que todos queríamos ser cuando llegué a Candelaria.
En cuanto al futuro, quiero crecer con conocimientos más sólidos en diversas áreas, porque me mantengo aprendiendo cosas nuevas en el área tecnológica. La minería tendrá grandes cambios y hay que estar presentes aprendiendo, perfeccionándome para estar a la par con esos cambios que requiere la minería.